miércoles, 28 de septiembre de 2011

Una pequeña proyección



Tras varios meses ausente, paso de nuevo por aquí, como siempre, feliz de hacerlo. La maqueta ha estado parada en este tiempo, aunque la cabeza está siempre en marcha buscando alternativas a las dificultades que sé que tendré para continuar adelante con esto.

Desde finales de abril tengo una superlupa con luz para poder trabajar con las piezas más pequeñas. Es la bomba, sobre todo ahora que estoy pintando 60 machanguitos más que se suman a los 40 que pinté en su día y a todos los que tengo pintados de fábrica.


Continúa el crecimiento demográfico en los pueblos y ciudades de la maqueta. Cada vez son más las escenas que llenarán de vida cada paisaje: nuevos coches, casas, camiones clásicos y modernos o personajes que, como éstos, ponen el punto realista al proyecto:



La escena que ilustra la cabecera de esta entrada es una de las que más me han gustado desde siempre. Creo que la maqueta es, por un lado, una proyección de algunas escenas inolvidables de mi vida. Mi madre tendiendo la ropa los sábados de verano por la mañana bajo el sol de agosto es algo que no podía faltar.

Mañana toca viaje a Madrid. Veremos con qué salgo esta vez de Matey.

miércoles, 27 de abril de 2011

Märklin 3673 (3092), el dibujo

Mi primer contacto con Märklin fue cuando, abriendo las cajas de cartón que trajo mi padre a casa, decidí coger una de las locomotoras (la que me pareció más bonita) y colocarla en una repisa de mi habitación, donde estuvo muchos años. Se trata del modelo 3673 en verde, aunque a la espera de que aparezca el ténder (si es que aparece), entiendo que, por el momento, es la 3092. Estoy aprendiendo mucho a través de este enlace, muy recomendable: 
www.lctm.info/Secciones/LocoMes/L009_BR18/HO/index.htm.



La 3673 (3092), uno de los tesoros de la colección 


Fue en el verano del 92 cuando la bajé de la repisa para dibujarla (el resultado ilustra la cabecera de este blog y por eso he decidido empezar por ésta). El cuadro lleva toda la vida colgado en mi casa y, tras mucho esperar por su momento, está máquina y las nueve restantes estarán de nuevo pronto en circulación. Mientras voy construyendo la maqueta, iré contando algo de cada una de ellas.


La Märklin 3673, según mis cálculos y basándome en lo que he podido averiguar, es de principios de los años 70 (posiblemente de 1974). Hay algunas variantes sobre este modelo, de las que considero más curiosa la Royal Blue (2001), ciertamente poco realista, demasiado forzada en su diseño cromático pero muy elegante para según qué circunstancias (me la imagino dando vueltas por Disneylandia o algo así).



La Royal Blue (imagen de www.lctm.info)


Durante el tiempo en que usé esta locomotora como elemento decorativo (gran error), sufrió algunos desperfectos. Viendo cómo es la máquina por dentro, dudo mucho que yo sea capaz de arreglarla, así que tarde o temprano tendrá que "pasar por enfermería" en Madrid, Barcelona o Málaga...



Las "tripas" (imagen de www.lctm.info)




Este modelo de Märklin reproduce una locomotora inspirada en lo que se conoce como 'época I', es decir, entre 1835 y 1920. Llevo días intentando, sin éxito, saber el año exacto. ¡Acepto cualquier ayuda!

lunes, 4 de abril de 2011

Una posible explicación

Aproveché un indeseable viaje de trabajo a Madrid para exprimir en el Bazar Matey la única media hora que tuve libre. Hace unos diez años que estuve en esa tienda, pero creo que aquella visita tuvo que ser aún más relámpago que ésta, porque sólo recordaba el mostrador.






De lo que realmente necesito para montar la maqueta, sólo me faltaban seis placas de distribución (MAR 72090), que ahora vienen preparadas para las nuevas clavijas Märklin, las pequeñas, así que también he tenido que comprar 30 de éstas.


Es imposible irse de esta tienda sólo con seis placas y 30 clavijas. Hay decenas de expositores con artículos de todo tipo; el bazar está hecho con un buen gusto alucinante y tiene auténticas virguerías.




Total, que además compré una caja de personajes (seis esquiadores), la revista Maquetren (está genial) y, atención: el coche Vespa en miniatura. Explico esto último: mi padre, en uno de sus múltiples negocios cambulloneros, apareció en casa en un Vespa 400, un coche descapotable de 1957 (sobre este coche hay mucho y muy bueno en www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=583057).


Llevaba mucho tiempo detrás del cochito en escala y, por fin, lo conseguí el pasado viernes en Matey, encima en una reproducción perfecta que, aunque no me sirve para la maqueta (es algo mayor que 1:87), quedará estupendo en la pequeña colección de juguetes curiosos que estamos montando poco a poco.




Ahora -por el sábado 2 de abril- estoy en el avión llegando a Gran Canaria, viendo el Teide sobre las nubes y echándole un primer vistazo a la revista, y la sensación que tengo al ver las fotos con esos increíbles paisajes es que querría estar dentro de esas maquetas, en ese mundo perfecto de montañas, ríos, lagos, árboles y trenes. Entonces pienso que ésta puede ser una de las explicaciones al vicio que produce en los aficionados al maquetismo ferroviario este universo en pequeño.


Me decía ayer -por el viernes pasado- un taxista en Madrid que esto de los trenes es muy friki. Pensándolo ahora, creo que tiene razón, pero yo estoy encantada de ser una de esos frikis.

jueves, 24 de marzo de 2011

El antes y el principio del después

Los primeros pasos de esta segunda maqueta están siendo más sencillos de lo que esperaba. Aproveché los días de carnaval para darle un empujón y optimicé bastante el tiempo. He vuelto a basarme en los planos de Otto para este circuito, aunque las medidas de la nueva mesa me limitan un poco. Ahora dispongo de 3,42x2,09 metros, menos espacio pero con una forma más interesante. Lo que he hecho por ahora es una especie de boceto en el que incluyo la distribución de las casas, con lógica y con orden (ninguna de estas dos cosas existían en la maqueta primera). Tengo los espacios repartidos de tal forma que habrá una ciudad, un pueblo grande, un pueblo de montaña pequeño, una presa con varias casas cerca, una zona industrial, un lago y un minigolf junto a un complejo de piscinas y varios invernaderos. Todo esto he de quitarlo ahora, una vez que ya tengo claro dónde irá cada cosa.


Pese a que hace ya tres años que Bea me regaló el RailModeller, aún no me he familiarizado con el programa (espero hacerlo pronto), así que, por el momento, voy tirando artesanalmente. De los planos he mantenido la disposición del garaje principal, del garaje secundario, de los cruces de acceso, del puente principal y de la zona de mandos. De resto, he tenido que ajustarme a las nuevas medidas.


                                                            Ubicación de los garajes.


Una cosa importante es la calidad de la mesa, de fabricación casera por ese gran maestro que es mi padre. Son tres tableros de DM (20 mm de grosor) fijados a una estructura de hierro; se puede montar un concierto de rock encima, así que ahora tampoco tendré el problema de estar pisando de puntillas por si se viene todo abajo. Otras ventajas son que puedo acceder a cualquier sitio del tablero desde los cuatro lados con absoluta comodidad, que tengo ahora cuatro perspectivas para verla y que, en caso de tener que mover la maqueta, lo puedo hacer sin desmontar nada, porque descansa todo sobre una base única. Más adelante hablaré de las ventajas en cuanto a la electricidad, que también serán muchas respecto al proyecto anterior.


                                          En esta imagen aparece la maqueta anterior 
                                          que, pese al cariño que le tendré siempre, es 
                                         mejorable en cuanto a la estructura sobre la que 
                                         se apoya, el cableado, la distribución de espacios 
                                         y las pendientes, demasiado pronunciadas.



 
                                         En esta otra foto tenemos el inicio del nuevo 
                                         proyecto, que tendrá más de una decena de 
                                         túneles, varios puentes y mucha montaña.

lunes, 21 de marzo de 2011

A toda máquina


Los últimos tiempos están siendo raros. Me doy cuenta de que, tras volver al Puerto, me siento de nuevo arraigada. Eso me sienta bien. Voy recuperando todas mis cosas, las cosas de siempre, y en el deseo y necesidad de construir mi casa me veo, sin quererlo, desempolvando mi niñez y adolescencia. Por todos lados aparece de todo, y aquí estoy otra vez, desmontando y montando vías, desconectando y conectando cables, perdiendo el sueño porque no sé por qué no funcionan los semáforos ni si podré arreglar la locomotora verde.


Resumiré cómo llegué hasta aquí: hace poco más de veinte años, le llegó la noticia a mi padre de que una viuda alemana vendía por cien mil pesetas una colección de trenes eléctricos. Habían sido de su marido, Otto, quien durante media vida se dedicó a comprar máquinas y accesorios Marklin para una maqueta HO que, creo, no llegó a montar. Mi padre, siempre hábil para estos negocios, le pagó las cien mil pesetas a la señora y, tan contento, cargó las cajas en el furgón, casi sin saber lo que llevaban dentro y sin tener ni la más mínima idea de trenes, de maquetas ni de electricidad a pequeña escala. Es un genio.


Las cajas estuvieron más de diez años en un rincón del salón. En diciembre de 2001, las circunstancias me hicieron tropezar con ellas. Por aquello de matar el tiempo, monté un pequeño circuito sobre la mesa de ping pong, probé en enchufar los cables al transformador, puse una locomotora sobre las vías... y funcionó. A partir de ahí, me metí de lleno con la maqueta basándome en unos planos de Otto para un circuito de 5x1,50 metros. 


Durante varios años, dediqué la mayor parte de mi tiempo libre a la maqueta. Hice que los 40 cambios de vía funcionasen, que los trenes subiesen las cuestas, que no descarrilasen en las curvas... Es un espectáculo precioso que abarca no sólo la imagen, sino también el sonido de las locomotoras sobre las vías y su particular olor. Muchos momentos importantes que he vivido en todo este tiempo van sobre esos raíles. El año en Málaga fue determinante y, ahora, estos meses en Gran Canaria.


Cuando decidimos darle otro fin al salón donde estaba la maqueta, paré por completo el proceso. Allí estuvo otros tantos años arrinconada, y yo, huyendo de ella. Ahora, que de nuevo han pasado algunos años, he dado este paso. La maqueta vieja ya no existe; en su lugar estará una bonita cocina, la de mi casa. La nueva maqueta está en marcha en una habitación preciosa, donde todos podemos disfrutar de ella mientras nos tomamos una cerveza o un vaso de vino y donde lo único que está prohibido es hablar de política y de políticos.


Hace unos días, me propuso Bea hacer un blog con el proceso de construcción. Tiene razón, creo que va a ser bonito contar cómo va la cosa.